Once artículos de este blog constituyen la base de mi ensayo "La Guerra Civil. Causas y responsables". Este libro se caracteriza por la ausencia de descripción de batallas o batallitas, y solo acude a esas referencias cuando la búsqueda de la verdad tiene que basarse ineludiblemente en connotaciones bélicas. El paso del tiempo repele los pequeños o medianos detalles acerca de personajes o batallas.
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Sobresalen los artículos: "El Guernica de Picasso, una mentira política", "Culpables y causas de la Guerra Civil" "La Revolución de Octubre de 1934, un Alzamiento fracasado" y "El Alzamiento Nacional fue proyectado y provocado por la Komintern y el Gobierno del Frente Popular"; también la muy poco divulgada "Sesión de Cortes del 1 de abril de 1939 en París" con el expolio del Banco de España: allí solo algunos políticos conocían el saqueo realizado en el Banco de España, pero éstos desconocían el desvío de lo que habían expoliado. El ensayo se cierra con el fin de la guerra y no trata acerca de los desmanes cometidos en la siguiente Dictadura ni de la continuación del estado de guerra decretado por el comunismo.
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Explico que a corto plazo los responsables de la guerra fueron los dirigentes de las izquierdas, que habían fallado en su revolución de octubre de 1934, lo que motivó como solución alternativa la creación del Frente Popular (alianza de todas las izquierdas incluyendo las anarquistas y con promesas a algunos partidos de centro), puesto en marcha por la Komintern y el socialismo español en el VII Congreso de la Komintern en sesión realizada en Moscú el 23 de julio de 1935, potenciándose con rapidez la imagen soviética a través de: "Asociación de Amigos de la URSS" dirigida por Antonio Machado y ayudada por prensa y carteles, el PCE con Pasionaria, las creadas Juventudes Comunistas de Santiago Carrillo y, sobre todo, la elección de la cúpula gubernamental que debería obedecer a Stalin a través de la Komintern a cuyo frente estaba Palmiro Togliatti encargado a su vez de organizar el Quinto Regimiento que sustituiría de inmediato al Ejército (y así lo efectuó ya el 19 de julio de 1936). El Ejército, una institución nacionalista que había logrado cercenar los proyectos de sovietización en Alemania, Hungría y España en octubre de 1934.
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El programa oficial del Frente Popular, con amplia mayoría del PSOE, incluía: la independencia del Marruecos español y de las ciudades españolas; la liberación de las "naciones oprimidas": Cataluña, Vascongadas y Galicia; la confiscación de todas las tierras de la Iglesia y de los terratenientes; armar a obreros y paisanos del Frente Popular; la confiscación o control de bienes y empresas y anular todas las deudas adquiridas por campesinos y pequeños comerciantes con la banca, que, en siguientes etapas, sería nacionalizada.
Si los gobernantes del Frente Popular no cumplían lo ordenado por Stalin significaba su dimisión, conforme sucedió con Largo Caballero en mayo de 1937 y con Indalecio Prieto poco antes, y si alguna de las instituciones aliadas no era totalmente sumisa se la suprimiría a sangre y fuego, como así se realizó en mayo de 1937 con los anarquistas, los trosquistas y el POUM de Orwell. Reseñable es la correspondencia mantenida entre Stalin y Largo Caballero.
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El ensayo no dispone de unas lógicas dimensiones físicas, pues las que tiene solo son apropiadas para una novela de bolsillo de El Coyote; y se deben considerar como acciones nulas tanto su presentación como su lanzamiento, sin ser expuesto a los partidos e instituciones políticas.
Tanpoco se ha introducido en las librerías especializadas en política.
Una reflexión
Han transcurrido más de ocho décadas desde el inicio de la última guerra civil en España. Aquellos que nacimos mientras se libraban en nuestro suelo unos combates que fueron los precursores de la Segunda Guerra Mundial, podemos conocer con cierta exactitud las causas y los máximos responsables de un conflicto originado por el vacio provocado al derrumbarse el anciano, antisocial y anacrónico mundo de las monarquías, al igual que el demócrata basado en las libertades del hombre nacido con la Constitución de Estados Unidos, pero que al no ser controlado el capitalismo que conllevaba, acababa de provocar una Gran Depresión al olvidarse totalmente de la aplicación de una de las dos bases del programa de aquella Constitución: la justicia social proveniente del adecuado reparto de la riqueza nacional creada. Si no entendemos cómo era la situación social y económica en la década de 1930 y la queremos juzgar con los parámetros actuales, estamos embebidos en un anacronismo perverso.
Debido a la lamentable situación existente en las democracias capitalistas, dos soluciones rápidamente se apoderaron de Europa: una, el comunismo, una desviación de la democracia socialista, que había triunfado en 1917 al erradicar una de las monarquías más antisociales de todos los tiempos, un comunismo que se extendía dictatorial y velozmente, y otra, el fascismo, con un programa que deseaba conservar la base del progreso del hombre europeo: la cristiandad, pues sin ella no es posible entender la evolución de Occidente, pero esta solución había nacido con violencia, la violencia emanada por la fatal solución de la Gran Guerra y la violencia precisa para frenar el comunismo, una alternativa fascista que pronto mutó a dictatorial al ser adoptada por el socialismo nacionalista alemán, y que al igual que el comunismo, se transformó en agresiva. España con varios siglos de decadencia en su haber se convirtió en el primer gran enfrentamiento de los dos sistemas diametralmente opuestos.
Según se han sucedido los cambios políticos en España, la explicación de la Guerra Civil ha caminado por senderos muy distintos, conforme los resquicios sembrados por aquellas dos soluciones, que desaparecieron cuando Delano Roosevelt acogió en su programa de gobierno de 1933 los aspectos válidos del socialismo y del fascismo: la implantación de la protección social para así obtener una adecuada justicia social y la necesaria intervención del Estado en el mundo de la libre competencia, su regulación y el desarrollo de obras a la vez sociales y necesarias para el progreso, con ello acabó con la política capitalista y antisocial que existía y que había arrastrado a Occidente a su nivel más bajo.
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Esta es la principal causa de la guerra: el desastre social y económico que conllevaban con su programa de gobierno y proceder en esos años las democracias capitalistas. Echar la culpa a la brutalidad de unos y otros es una lamentable falacia de esos unos y otros, pues la brutalidad que existió es y era una simple y sempiterna consecuencia del distanciamiento social, pero no la causa. Por otra parte, en todas las guerras civiles habidas en la Edad Contemporánea ha existido esa brutalidad, o incluso mayor. No creo que se haya explicado a la fecha que para concretar responsabilidades hay que separar las causadas por diferencias y abusos cometidos en aquellos años, 1931 a 1936, y las sufridas en tiempos pretéritos a 1931. Existieron responsables de la guerra a "corto plazo" y responsables a "medio y largo plazo"................
Manifestar mi pensamiento en cuestiones de índole social, memoria histórica, política o religiosa provoca el rechazo casi general de aquellos que tienen creencias firmes desde pequeño.
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