20 abr 2020

La Hora Gris, la negra Hora Final


                                             La   Hora   Gris

El hombre camina inexorablemente hacia su último atardecer, la Hora Gris. Cuando la noche apaga los atisbos de luz, la oscuridad introduce y se funde con el sueño eterno. La constelación de dioses helenos nos había alumbrado para ver el amanecer siendo hombres. 

El homo sapiens o humano, tras perdurar sin avances creativos a lo largo  de la Edad de Piedra (2.500.000 a 6.000 a C., cerró esta interminable era con el iniciio del periodo neolítico, 6.000 a 4.000 a C, una etapa  marcada por la creciente presencia activa de los dioses.

Los dioses incrementaron la capacidad craneal del humano, una evolución completada en el segundo milenio a. C., enseñándole los fundamentos de la agricultura, la escritura,  la metalurgia, la navegación y la realización  de grandes obras, en  las que los dioses fueron los protagonistas en su construcción a la vez que únicos  arquitectos.

Los dioses actuaron sin hacer perder al humano un ápice de su ascentral agresividad para imponer los criterios de jerarquía y territorialidad, que fueron acrecentados al imbuirle el concepto consistente en que el poder político era divino; todos los hombres creían y cumplían con esta filosofía, sin remover los conocimientos donados. Los hombres al morir expiaban su vida y su conciencia en la Hora Gris.
Cuando desaparecieron los dioses y los semidioses, la sociedad permaneció igual, durante un tiempo, pero la ausencia divina fue transformando la esencia del poder: el gobernante obtenía el cargo por la gracia de dios, y su relación con él quedaba regulada por el poder religioso con el que estaba estrechamente unido; así apareció y se implantó el Poder Dual. La plena aceptación y obediencia por todos los vasallos  de esta situación no modificó el sentido de la Hora Gris; pero esa sociedad permaneció inalterada, incapacitada para proponer siquiera una investigación que supusiese cualquier avance tecnológico o de pensamiento, de esta forma se perpetró una comunidad reaccionaria, casi inmóvil.
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Durante los siglos XV y XVI, una inadecuada ambición y soberbia deterioró la calidad de los dirigentes del Poder Dual en Occidente. La consecuente fuerte protesta social originó el abandono parcial de los dictámenes y leyes emanadas por el Poder, y con ello el inicio de la libertad de pensamiento y acción con el consecuente progreso científico y técnico.
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En 1787, la declaración estadounidense de los derechos y libertades del hombre supuso el comienzo del final del Poder Dual y del capitalismo de corte feudal, un reflejo de los intereses de los dos poderes vigentes. Su seguimiento o rechazo originó un violento periodo de un siglo y medio largo, en el que la sociedad sin un programa social y económico claro y justo al que atenerse se vio abocada a los excesos del nuevo  capitalismo y a los totalitarismos que habían sustituido al Poder Dual.

Framklin Delano Roosevelt en marzo de 1933 impuso el principio de una era basada en la libertad del hombre en conjunción con la justicia social y laboral, y la intervemción del Estado en el campo empresarial. 

Sin embargo, esta filosofía constituía la antítesis de los fundamentos de la monarquía y dejaba en entredicho las leyes morales y sociales inalterables de la religión,  la sempiterna asociada a al Poder civil.

La sociedad se había basado desde hacía milenios en cuatro pilares: dios, monarquía, patria y familia. Al derrumbarse en el breve espacio de unas décadas, los dos primeros soportes, pronto se inició  el deterioro de los otros dos, que se difuminan.
El hombre resultante de este proceso evolutivo, el actual, modificó sus creencias y, por tanto, su conciencia. La expiación realizada en la Hora Gris quedó alterada, caminando hacia su eliminación, el hombre camina sin identidad, sin un rumbo consciente.  


                                             
artículo dedicado a Hernán Lahera Vargas
 
Lema del blog: "No busquen la verdad en palabras o escritos de los que ejercen el poder o cobran por su función amarill

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