Jose Antonio Bru Blog: Guerra de Crimea. La carga de la Brigada Ligera en Balaclava

Lema del blog: "No busquen la verdad en palabras o escritos de los que ejercen el poder o cobran por su función amarilla"

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Guerra de Crimea, 1855. Foto de Roger Fenton

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La guerra de Crimea tuvo una serie de consecuencias mucho mayores a medio plazo que las inmediatas a resultas de la derrota final del ejército de los zares, certificada en el Tratado de París de 1856. Por él, el obligado confinamiento de la armada rusa del mar Negro originó unos posteriores pactos militares de unas consecuencias imprevisibles cuando se firmaron.

La armada rusa anclada en el mar Negro no pudo acudir a los combates navales entre Rusia y Japón de 1894-1895.

En previsión de unas análogas circunstancias futuras, el zar pactó con Londres un tratado por el que se comprometía apoyar a los británicos en su previsible guerra con Alemania y Austria-Hungría si se anulaba la cláusula sobre el confinamiento de la armada rusa en el mar Negro. Un acuerdo anglo-ruso considerado como increíble unos años antes.

Rusia entró por ello en la Gran Guerra aliada con su enemigo de las décadas anteriores, y aunque fue derrotada impidió que Alemania pudiese atender con todas sus fuerzas en las batallas en Francia. Cuando en 1917 tras derrotar a los rusos, el ejército alemán pudo concentrarse en el frente francés se encontró con la entrada en la guerra de Estados Unidos. El signo de la guerra hubiese cambiado si desde sus inicios, en 1914, Alemania solo hubiese combatido en un frente.

Por otra parte. la derrota zarista en la guerra ante Alemania se convirtió en el detonador de la Revolución de Octubre de 1917 y, por tanto, de la extensión del comunismo a nivel mundial.

La Guerra de Crimea

Carga de la Brigada Ligera
óleo de William Simpson

La guerra de Crimea se desarrolló entre 1853 y 1856. En su primera fase, el conflicto se había limitado a un enfrentamiento entre la Rusia del zar Nicolás I de la dinastía Romanov, apoyada por el reino de Grecia, contra el Imperio Otomano que a raíz de la toma de Constantinopla se había extendido por Europa; el resto del siglo XV y el XVI ofrecen cumplida fe de su grado de imperialismo.

El 30 de noviembre de 1853, en aguas de la ciudad del norte de Turquía, Sinope, se celebró el último combate mundial entre barcos de vela. La flota rusa salió de él casi sin bajas, pero los turcos perdieron la totalidad de sus fragatas, siete, junto a la mayoría de los navíos menores.

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Cuando los victoriosos ejércitos rusos habían alcanzado el Danubio, después de derrotar a la escuadra otomana en Sinope y a las tropas de tierra, Gran Bretaña decidió ayudar al Imperio Otomano con la colaboración de Francia y Piamonte-Cerdeña.

Como venía sucediendo desde el siglo XVI, Inglaterra no toleraba que existiese una gran potencia continental, conforme a la política ejercida desde los tiempos de Isabel I; consistente en asociarse a la segunda potencia continental para impedir el crecimiento de la primera. Gracias a esos pactos de Estado durante tres siglos había derrotado a España, primero, a Francia después, ahora a Rusia y poco tiempo después lo haría con la Alemania de Guillermo II y más tarde con la de Hitler.
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Los cosacos zaporogos escriben una
carta al sultán, mofándose de su petición
de vasallaje. Óleo de Iliá Repin

Anteriormente a la guerra en Crimea, los zares en su afán expansivo, iniciado en la segunda mitad del siglo anterior con Catalina II "la Grande", estaban interfiriendo en los intereses británicos creados en el noroeste de la India, una vez que los ejércitos de la emperatriz rusa y de su mariscal, el conde Grigori Potiomkin (Potemkin), habían derrotado en dos guerras, 1768-1774 y 1787-1792, a los otomanos, conquistando la península de Crimea, con la consecuente salida de la armada rusa al mar Negro y, por tanto, al Mediterráneo y al Atlántico. Además, por el Tratado de Bucarest de 1812, los otomanos habían cedido a Rusia la región de Besarabia (la zona más amplia de Moldavia). En 1828, reinando Nicolás I, los rusos se anexionaron Valaquia.
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Una vez que los británicos decidiesen intervenir contra Rusia, se integraron a la guerra desembarcando sus tropas en Crimea el 14 de septiembre de 1854 y se adentraron en la región. Las tropas británicas y de sus aliados vencieron la resistencia rusa en Balaclava el 25 octubre de 1854. En esta batalla se llevó a cabo la heroica, equivocada y poco útil carga frontal de la Brigada Ligera o Carga de los Seiscientos. Los ingleses pretenderían emular la victoriosa carga de caballería napoleónica en 1812 en Borodino contra la atrincherada línea defensiva de cañones e infantería situada en terrenos algo más elevados; pero en Balaclava los rusos no se amedrantaron, no huyeron.
La Brigada Ligera estaba configurada por regimientos de húsares, dragones y lanceros.
El poeta Alfred Tennyson popularizó el lugar donde se realizó la carga como "El valle de la muerte". Años más tarde, Rudyard Kipling disculpó el error militar cometido por el general Lord Cardigan, James Thomas Brudenell, cuando dispuso el ataque, en el que murieron casi todos los seiscientos jinetes que realizaron la épica acometida.
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Guerra de Crimea

Diez días después de la batalla de Balaclava, los ejércitos de Inglaterra y Francia repitieron victoria en Inkerman ante un ejército ruso muy superior en cañones disponibles y en número de soldados.

El 7 de septiembre de 1855 el que pronto sería nombrado mariscal de Francia, Aimable Pélisier obtuvo una victoria decisiva en Malakoff. Debida a esta batalla los británicos y franceses tomaron el 9 de septiembre de 1855 la próxima ciudad portuaria de Sebastopol en la península de Crimea, después de un prolongado e intenso bombardeo naval realizado por la escuadra anglo-francesa durante un asedio que había perdurado a lo largo de un año. Con esta acción terminó la guerra. En aquellos días, Alejandro II era el nuevo zar de Rusia, pues había sucedido a su padre Nicolás I en marzo de 1855.

Por el Tratado de París de marzo de 1856, y como consecuencia de su derrota, Alejandro II se comprometió a que las flotas rusas no navegarían por el Bósforo y los Dardanelos.

Por el Tratado de París, Rusia retiró sus reclamaciones sobre los dominios otomanos sitos en Moldavia y Valaquia, siendo anexionado el sur de Besarabia a Moldavia.

Cargas de caballería singulares en Europa, posteriores a la de la Brigada Ligera

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En la Guerra Civil española, una carga de caballería mandada por José Monasterio Ituarte obtuvo una gran victoria en la batalla celebrada en el valle del río Alfambra, 5 a 8 de febrero de 1938.

Carga del Regimiento Savoia en el Don

Las últimas cargas reseñables de caballería se realizaron durante la Segunda Guerra Mundial. En septiembre de 1939, cuando los ejércitos de Hitler y Stalin invadieron Polonia, la caballería ulana (de tártaros) polaca cargó contra una unidad de infantería alemana, que pronto fue apoyada por tanques, con un resultado para los 250 jinetes equivalente a la de un suicidio involuntario de carácter patriótico.

El 24 de agosto de 1942, la caballería italiana del Regimiento Savoia, en su camino hacia Stalingrado, cargó con éxito contra la línea defensiva de los soviéticos en un valle ucraniano del río Don, ya que éstos, desconcertados y temerosos, abandonaron apresuradamente sus posiciones defensivas, con el resultado de padecer varios centenares de bajas por solo algunas decenas en las filas italianas.ç

Poema "La carga de la Brigada Ligera" de Alfred Tennyson:

¡Adelante, Brigada Ligera!
¡Cargad sobre los cañones!
En el Valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos.

¡Adelante, Brigada Ligera!
¿Algún hombre desfallecido?
No, aunque los soldados supieran
que era un desatino.
No estaban allí para replicar.
No estaban allí para razonar.
No estaban sino para vencer o morir.
En el Valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos.

Cañones a su derecha,
cañones a su izquierda,
cañones ante sí
descargaron y tronaron.
Azotados por balas y metralla,
cabalgaron con audacia
hacia las fauces de la Muerte,
hacia la boca del Infierno
cabalgaron los seiscientos.

Brillaron sus sables desnudos,
destellearon al girar en el aire
para golpear a los artilleros,
cargando contra un ejército,
que asombró al mundo entero:

zambulléndose en el humo de las baterías
cruzaron las líneas.
Cosacos y rusos
retrocedieron ante el tajo de los sables.
Hechos añicos, se dispersaron.
Entonces regresaron, pero no,
no los seiscientos.

Cañones a su derecha,
cañones a su izquierda,
cañones detrás de sí
descargaron y tronaron.
Azotados por balas y metralla,
mientras caballo y héroe caían,
los que tan bien habían luchado
entre las fauces de la Muerte
volvieron de la boca del Infierno.
Todo lo que de ellos quedó,
lo que quedó de los seiscientos.

¿Cuándo se marchita su gloria?
¡Oh qué carga tan valiente la suya!
Al mundo entero maravillaron.
¡Honrad la carga que hicieron!
¡Honrad a la Brigada Ligera,
a los nobles seiscientos!

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El británico Roger Fenton está considerado como el primer gran fotógrafo que actuó en el escenario de las decisivas batallas de la historia.