Iglesia e imágenes destrozadas por los frentepopulistas |
Azaña y la quema de templos
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Apenas había transcurrido un mes desde la proclamación de la Segunda República, cuando sucedió en España un suceso inaudito, una cadena de tropelías que marcaron al nuevo régimen, dejando definidos sus protagonistas a la vez que la nación entera quedó abocada a un estruendoso descarrilamiento: a la guerra total, después de más de un siglo de enfrentamientos sangrientos: de españoles contra españoles, o contra hijos de españoles (en América del Sur y Central), en la llamada Guerra de Independencia, en las inacabables guerras carlistas; en la guerra originada al ser derrocada Isabel II y, al final, en el Caribe y Filipinas contra Estados Unidos; amén de la posterior guerra de carácter imperialista en Marruecos.
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Todos estos conflictos eran evitables, todos ellos contribuyeron a separar el pueblo español en dos mitades; una de ellas vivía en la miseria económica y cultural. Las dos habían estado y, estaban, mal unidas, pero al fin y al cabo unidas entre sí gracias al poder y, sobre todo, a la falta de cohesión o comunicación dentro de las clases proletarias, obreros y campesinos, y en ambas entre sí. Sin embargo, cuando estas clases se fundieron, a la sombra del socialismo bolchevique, y cuando desde el poder (que estaba al servicio del capitalismo antisocial existente en esos años de desarrollo de la era industrial) se distanció hasta términos inusuales a las clases sociales; entonces, comenzó la tragedia, el azote de la guerra.
Caricatura de Azaña en "Gracia y Justicia" |
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Los esfuerzos que realizó Juan Prim y, con anterioridad los intentados por los liberales del primer tercio del siglo XIX, fueron insuficientes para cambiar el rumbo reaccionario de España y, por el contrario, acabaron en tragedia para algunos de aquellos protagonistas que intentaron modificar el curso de una sociedad anclada en la Edad Media. El principio del final de la Segunda República se inició un 10 de mayo, el de 1931, en una jornada insólita en la que gratuitamente y con ensañamiento se atacó a las creencias religiosas y culturales de España.
Incendiada la iglesia de los jesuitas en Madrid. Gran Vía esquina a Flor |
... . . .¡A QUEMAR TEMPLOS!
Francisco Franco y Manuel Azaña |
El 10 de mayo de 1931 era domingo. Una reunión de monárquicos donde se significaba Juan Ignacio Luca de Tena, propietario del diario ABC, en cuya redacción se celebró la velada, finalizó con los acordes de la Marcha Real y vítores al Rey, acción que fue mal vista por las izquierdas, que asaltaron, al día siguiente, las instalaciones del periódico madrileño.
Animados por la falta total de presencia policial los revoltosos marcharon luego a la iglesia que los jesuitas tenían en la calle de la Flor. Allí incendiaron tanto el edificio como las valiosas obras en él depositadas.
La policía seguía sin ofrecer algún tipo de resistencia, por lo que los incendiarios continuaron quemando iglesias, conventos y sedes católicas, como la del "Instituto Católico de Artes Industriales" en la calle Alberto Aguilera. Factor común de los incendios de edificios utilizados para actividades de la cristiandad era la ubicación de ellos, casi todos pertenecían al centro de Madrid, bien fuesen iglesias, conventos o colegios. Estos delitos eran un fiel reflejo del extendido anarquismo existente en España y el seguimiento de la consigna del líder y filósofo anarquista Piotr Kropotkin: "la única iglesia que ilumina es la que arde".
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Animados por la falta total de presencia policial los revoltosos marcharon luego a la iglesia que los jesuitas tenían en la calle de la Flor. Allí incendiaron tanto el edificio como las valiosas obras en él depositadas.
La policía seguía sin ofrecer algún tipo de resistencia, por lo que los incendiarios continuaron quemando iglesias, conventos y sedes católicas, como la del "Instituto Católico de Artes Industriales" en la calle Alberto Aguilera. Factor común de los incendios de edificios utilizados para actividades de la cristiandad era la ubicación de ellos, casi todos pertenecían al centro de Madrid, bien fuesen iglesias, conventos o colegios. Estos delitos eran un fiel reflejo del extendido anarquismo existente en España y el seguimiento de la consigna del líder y filósofo anarquista Piotr Kropotkin: "la única iglesia que ilumina es la que arde".
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"El Socialista" 11 de mayo 1936 |
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El católico Miguel Maura, a la sazón ministro de Gobernación, narró en sus Memorias la reunión del Consejo de Ministros, efectuada cuando acababan de comenzar las tropelías en Madrid. Cuenta que él fue el único en quejarse, sólo eso, de la destrucción que se estaba llevando a cabo. En ese momento, nos relata Miguel Maura, Alcalá Zamora le espetó: "Cálmese Migué, que esto no es sino, como desía su padre, fogatas de viruta (Miguel era hijo de Antonio Maura y Montaner). No tiene la cosa la importancia que usted le da. Son unos cuantos chiquillos que juegan a la revolución y todo se calmará enseguida. Usted verá" (al ser Maura el responsable de las fuerzas del orden). Maura contestó: "¡Conque fogatas de virutas! Es usted un insensato. O me dejan ustedes sacar las fuerzas a la calle o arderán todos los conventos de Madrid unos tras otros". Entonces, Azaña intervino pronunciando su histórica y desgraciada frase, resumen de su pensamiento, que daba por finalizada la conversación y la necesaria toma de medidas: "¡ Eso no! Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano".
El 14 de mayo, el militar Carlos Blanco Pérez cesó en el cargo de Director General de Seguridad siendo sustituido por Ángel Galarza Gago.
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Goicoechea y simpatizantes a la puerta de una iglesia En primer término, Antonio Bru Pascual |
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El órgano oficial del PSOE, "El Socialista", amaneció al día siguiente, dando la razón a la filosofía de Manuel Azaña, la culpa de la irracional quema de templos la tenía "la insensata provocación de los monárquicos"; debido a ella "el domingo se produjeron sangrientos sucesos. Fueron incendiados numerosos conventos". El futuro incremento de estas acciones vandálicas estaba asegurado, su nivel de violencia, también. La Segunda República quedaba herida de gravedad, sólo nacer.
De inmediato, José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala firmaron conjuntamente un artículo, publicado en "El Sol", señalando: "la multitud caótica e informe no es democracia, sino carne consignada a tiranía" y que "quemar conventos e iglesias no demuestran ni verdadero celo republicano ni espíritu de avanzada". En cualquier caso, esta respuesta era demasiado educada y ni apuntaba culpables inductores ni aportaba soluciones para el futuro.
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¡A quemar colegios! Nuestra Señora de las Maravillas, calle Bravo Murillo |
La calidad de las personas, que no de sus estudios, dineros o habilidades en charlar, que dirigían la República, estaba en total consonancia con estos desgraciados sucesos, y con los siguientes que iban a transcurrir en España durante algún tiempo más. Este singular acontecimiento sirvió para el desahogo de esa parte de la población anticapitalista y anticlerical y que con su violencia mal entendía el concepto de las libertades. Como, además, esas gentes esperaban que con la República iba a mejorar con rapidez su situación económica y social, y eso no aconteció en absoluto, su desencanto alimentó su desatino conforme transcurrían los días, la violencia estaba asegurada, solamente hacía falta un apoyo para regresar al anticlericalismo, y en 1936 llegó tal situación.
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Tropelía cometida con los jesuitas
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Pero no hubo remordimiento alguno por las tropelías cometidas en mayo de 1931. Todo lo contrario, y es lamentable que en unos años de gobierno que podemos considerar de derechas, no sólo se castigó la furia anticlerical de ese mayo, sino que se dictaminó que la fatal marcha económica de la economía, existente desde que se instauró la República, se resolviese con medidas contra la Iglesia.
El caso es que el 23 de enero de 1932, Azaña a través del ministro de Justicia, Fernando de los Ríos, decretó disolver la Compañía de Jesús.
Además, por el decreto se expropiaba a los jesuitas de todos sus bienes, templos, residencias y obras sociales, y se les conminaba a irse de España en el plazo de diez días; la única alternativa era la de renunciar a sus hábitos y admitir la legalidad del decreto. Se vieron afectados tres mil jesuitas y algo más de seiscientos estudiantes, futuros jesuitas.
Los argumentos y peticiones del papa Pío XI no tuvieron el más mínimo reflejo en la normativa decretada por el gobierno español. Quizás con su intervención Pío XI frenó con levedad los ataques realizados contra el cristianismo, sus creyentes, sus órdenes y sus bienes.
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Tropelía cometida con los jesuitas
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Pero no hubo remordimiento alguno por las tropelías cometidas en mayo de 1931. Todo lo contrario, y es lamentable que en unos años de gobierno que podemos considerar de derechas, no sólo se castigó la furia anticlerical de ese mayo, sino que se dictaminó que la fatal marcha económica de la economía, existente desde que se instauró la República, se resolviese con medidas contra la Iglesia.
El caso es que el 23 de enero de 1932, Azaña a través del ministro de Justicia, Fernando de los Ríos, decretó disolver la Compañía de Jesús.
José Antonio Primo de Rivera y falangistas se adiestran en Estremera |
Los argumentos y peticiones del papa Pío XI no tuvieron el más mínimo reflejo en la normativa decretada por el gobierno español. Quizás con su intervención Pío XI frenó con levedad los ataques realizados contra el cristianismo, sus creyentes, sus órdenes y sus bienes.
La reacción de la prensa, controlada y bien subvencionada, fue mínima o insuficiente. La reacción de las juventudes de clase media y cultura cristiana comenzó a fraguarse, a conformar agrupaciones contra la filosofía condensada en: "España ha dejado de ser católica porque sí, para eso estamos en democracia".
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Síntesis de los acontecimientos posteriores. El imperio de la violencia
.El ABC de Madrid incautado |
Es de significar que las elecciones previas a la revolución de octubre las había ganado la coalición de derechas, que logró 204 escaños, 115 de los cuales correspondieron a la Confederación Española de Derechas Autónomas, CEDA, de José María Gil Robles. El centro había conseguido 168 escaños, de ellos 102 eran del Partido Republicano Radical, PRR.
La coalición de republicanos y socialistas sólo consiguió 94 diputados, justo castigo a la mala gestión realizada durante más de tres años. Dentro de este grupo parlamentario, el ORGA de Santiago Casares Quiroga bajó su representación a un sólo escaño. Mientras, el recién estrenado Partido Comunista Español logró un diputado. Tampoco esta vez se tomaron las medidas adecuadas, pues éstas sólo consistieron en dar entrada en el gobierno a tres miembros de la CEDA y en sustituir en su presidencia a Ricardo Samper por Alejandro Lerroux, ambos del mismo partido.
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....Caricatura, Gil-Robles |
Hombres como José María Gil Robles, Antonio Goicoechea y José Calvo Sotelo aparecieron tarde en el escenario político para sustituir, dentro de los políticos republicanos católicos, a los incompetentes Alcalá Zamora y Miguel Maura en la toma efectiva de soluciones, en la denuncia y control de las tropelías. Tan tarde que su único destino era el que les asesinaran, y si bien Gil Robles y Goicoechea pudieron eludir ese triste e inmediato desenlace, no tuvo asimismo esa oportunidad Calvo Sotelo, asesinado por milicianos socialistas gubernamentales en una noche de julio de 1936 (1).
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(1) Leer detalles del asesinato y de los asesinos de Calvo Sotelo en "España no era demócrata en 1936. Calvo Sotelo vs Pasionaria"
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Tras el ataque sufrido en el edificio del ABC, la Guardia Civil procura evitar nuevas tropelías |
Milicianos fusilando al Cristo del Cerro de los Ángeles. Madrid |
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Capítulo siguiente. "Azaña: España ha dejado de ser católica"
Antonio Goicoechea con militantes y simpatizantes, en las puertas de Jesús de Medinaceli.
Jose Antonio Primo de Rivera y sus falangistas etrenándose en Estremera.
Tanques T-26 soviéticos del Frente Popular
Caricatura de José María Gil Robles, líder de la CEDA
Milicianos del Frente Popular "fusilan" el Cristo de el Cerro de los Ángeles.
10 de mayo, incendio de la iglesia de los jesuitas situada en la Gran Vía madrileña esquina a la calle Flor
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Leer. "El Alzamiento Nacional fue proyectado y provocado por la Internacional Comunista y el Gobierno de la República Española del Frente Popular"
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Fotografía de cabecera: Iglesia destruida en su interior.
Fotografías en orden descendente:
Templo destruido en su interior
Portada de "Gracia y Justicia" con la caricatura de Manuel Azaña.
Incendio del templo de los jesuitas en la calle de la Flor, en Madrid.
Incendio del templo de los jesuitas en la calle de la Flor, en Madrid.
Azaña y Francisco Franco.
Portada del periódico "El Socialista", del 12 de mayo, con el relato de la quema de conventos.
Incendio de la iglesia de los jesuitas |
Jose Antonio Primo de Rivera y sus falangistas etrenándose en Estremera.
Caricatura de José María Gil Robles, líder de la CEDA
Milicianos del Frente Popular "fusilan" el Cristo de el Cerro de los Ángeles.
10 de mayo, incendio de la iglesia de los jesuitas situada en la Gran Vía madrileña esquina a la calle Flor
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Leer. "El Alzamiento Nacional fue proyectado y provocado por la Internacional Comunista y el Gobierno de la República Española del Frente Popular"