5 oct 2013

Conferencia de Casablanca, De Gaulle vs Pétain. De Gaulle al servicio de Churchill

8 diciembre 1918, tras Pétain por la izq. Joffre, Foch
Haig, Pershing, Gillain (belga), Albricci y Haller (polaco)

Pétain recibe el nombramiento de mariscal de Francia
de manos de Raymond Poincaré.     8 diciembre 1918

"De Gaulle y la grandeur. El chovinismo"


                              Soldados gloriosos vs soldados de micrófono

Philippe Pétain

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Giraud, Roosevelt, De Gaulle y Churchill durante
la Conferencia de Casablanca, enero de 1943.

En la primavera de 1940, Philippe Pétain, con 84 años, mariscal de Francia y glorioso héroe de la batalla de Verdún durante la Gran Guerra, era el personaje más querido y admirado por los franceses. Fue un triunfador que se distinguió por el trato dado a sus soldados; pues con su mandato cesaron las "heroicas" e inútiles cargas suicidas y los soldados tuvieron una semana libre por cada cuatro meses de estancia en el frente.

En aquellos días de 1940, Pétainebido a su carisma, inteligencia y buen talante fue encomendado por el Gobierno de llevar a cabo la misión quizás más importante, en esos tiempos, para la política francesa: desde su cargo de embajador en Madrid, Pétain debía procurar que Franco no entrase en la guerra a favor de Alemania, hipótesis bastante lógica y que, de llevarse a cabo, obligaría a Francia a tener abierto un segundo frente en el sur, cuando sólo con el del norte estarían demasiado ocupados.

La misión de Pétain transcurría con pleno éxito, cuando el ejército francés cayó derrotado con facilidad por la Wehrmacht. Entonces, el Gobierno francés pensó que Pétain era la persona más adecuada para que con celeridad entablase negociaciones con los alemanes; de esta forma se evitaría más muerte en Francia.
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Pétain y Franco. Detrás, Serrano Suñer...
Montpellier, 13 febrero de 1941. Parada
de Franco tras la entrevista con
Mussolini en 
Bordighera

Cuando Franco tuvo conocimiento de la nueva tarea de Pétain, le aconsejó que continuase en Madrid y no intentara "sacar las castañas del fuego a otros", pues no encontraría agradecimiento entre los franceses, pasado un tiempo en el que los miedos por la derrota y la destrucción se hubiesen difuminado. Pétain tampoco obtendría simpatías entre los alemanes, sus recientes enemigos a los que había derrotado en Verdún. Pétain sólo se convertiría en una "cabeza de turco"
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Esta nueva tarea Pétain la realizó impecablemente, ante el lógico gozo de los gobernantes, militares y el pueblo francés. Francia permaneció como tenía que quedar cualquier otra nación derrotada mientras todavía persiste una guerra. O mejor dicho, mucho mejor de lo normal , puesto que ni la armada, ni las provincias de ultramar, ni las colonias pasaron al control de la Administración Alemana; simplemente quedaron bajo una lógica tutela germana; pero la Armada, ni siquiera con esa limitación, pues Hitler no la embargó, cuando Alemania estaba escasa de buques de guerra. 
Crecen los homenajes
 a Pétain
Pétain se hizo cargo de la presidencia de la Francia no ocupada, en el este de la nación, alejado de la guerra alemana contra Gran Bretaña.
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Desde su cargo de presidente de la Francia no ocupada, Pétain logró que los dirigentes comunistas franceses no fuesen ejecutados a resultas del Juicio de Riom. Hecho insólito en Hitler. Este juicio, vergonzosamente, es olvidado y callado por políticos y escritores; sobre todo analizando el caso del expresidente francés Léon Blum, que ayudó a la España del Frente Popular y que además de comunista era judío.
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Charles de Gaulle al servicio de Churchill
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Por otra parte, Charles de Gaulle, un semidesconocido general  estaba siendo utilizado por Churchill para arengar al pueblo y ejército francés, desde Londres. Para los intereses británicos era preferible una resistencia francesa a ultranza, pues más de un soldado  alemán caería, eliminándole de las futuras acciones de guerra. Para los británicos la rápida rendición francesa les supuso una contrariedad, pues una prolongación de la guerra en Francia hubiera desgastado a la Wehrmacht; eso sí, a costa de calcinar Francia y la muerte de cientos de miles de soldados y civiles franceses.
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Pétain

De Gaulle había huido de Francia durante los días de la guerra real: el 18 de junio de 1940 aprovechó el viaje que Churchill había realizado a París para regresar con él. Mientras tanto, Pétain que días antes ejercía de diplomático, embajador en Madrid, fue reenganchado a la milicia y, luego requerido para negociar con Hitler unas muy problemáticas condiciones de paz, pues todavía la guerra continuaba.
No se puede cuantificar el grado de cobardía o traición ejercida por De Gaulle o su falta de carácter al colocarse bajo los intereses de un hombre inteligente y gran político, como era Churchill. 
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En julio de 1936, tanto Churchill como De Gaulle habían comprobado la gran influencia que había obtenido en el resultado inicial de la guerra española un general-locutor, Gonzalo Queipo de Llano, fundamental en el Alzamiento Nacional. De Gaulle actualizó la versión española, pero sin padecer ninguno de los riesgos que tuvo el español.
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Cuando Hitler cometió el visceral error de atacar a la Unión Soviética, 22 de junio de 1941, entonces De Gaulle subió en popularidad, pues nació en el seno de Francia una Resistencia, de credo comunista, que recibía desde Londres, ayuda, instrucciones y ánimos.
Delano Roosevelt y Churchill.  
Conferencia de Casablanca

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El caso es que Delano Roosevelt y Churchill en la Conferencia de Casablanca, celebrada entre los días 14 y 24 de enero de 1943, se inclinaron por el general De Gaulle, popular entre el pueblo gracias a las emisiones de radio, para que tomara el timón de la Francia Libre tan pronto acabase la ocupación alemana, ante la otra alternativa, la del general Henri Giraud, que había logrado fugarse de una prisión alemana próxima a Dresde. Ambos generales franceses asistieron a la reunión de Casablanca.
En Casablanca se debatió la solución a adoptar en la guerra, y se dictaminó que se pretendía la rendición incondicional de Alemania, Italia y Japón, en unos momentos en los que parecía que los aliados detentaban más posibilidades de vencer, al acercarse el final de la previsible victoria en la batalla de Stalingrado y, sobre todo, estar decidida la intervención directa de Estados Unidos en el conflicto mundial, pues ya había ayudado con material bélico a soviéticos y británicos.
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Mariscal Pétain, gloria de Francia

Esa drástica  decisión favoreció la candidatura de De Gaulle para dirigir los destinos de Francia tras la guerra, ya que siempre había alentado a los franceses a la lucha total , sin pactar con el enemigo. Además, De Gaulle fue propuesto por Churchill para dirigir la Nueva Francia cuando París fuese liberado.
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En Casablanca se precisó la ayuda a prestar a Stalin, que se disculpó por no asistir, preocupado por la batalla de Stalingrado y, en general, por el avance alemán que en esos días estaba comenzando a ser frenado en toda la Unión Soviética. 
También en Casablanca se fijaron las fechas para los desembarcos en Italia y Francia. En Casablanca ya se había abandonado la hipótesis de entrar en Francia a través de España. Una carta personal de Roosevelt a Franco del 8 de noviembre de 1942 garantizaba la integridad del territorio español. (1)

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En enero de 1943, la idea de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética consistía en abrir con rapidez un segundo frente en Francia, pues esa era la solución para contrarrestar la presión de la Wehrmacht en Rusia. Sin embargo, las victorias soviéticas en Stalingrado, 31 de enero, y Kursk modificaron el proyecto inicial, pues Roosevelt y Churchill prefirieron dilatarlo para ahorrar sufrimientos a sus naciones.
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Final de la guerra

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De Gaulle pasando revista al Ejército
de las colonias, 1941




Al final de la guerra, los franceses tenían que buscar un hombre malo y uno bueno. El anciano Pétain fue condenado a cadena perpetua. Confinado en la prisión de la isla de Yeu, murió en ella. Mientras que De Gaulle fue elevado a las más altas instancias políticas. Desde su cargo presidencial pudo desarrollar el autoritarismo militar que no había podido ejercer durante la guerra; y también: la grandeur, pues De Gaulle ha sido y es, y muy posible que siempre lo sea, considerado como el mejor exponente de la grandeur.
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De Gaulle entra en París, a su izquierda Georges Bidault, 
detrás de éste el general Leclerc. 
Foto de Henri Cartier-Bresson

Llamamiento del general Charles de Gaulle a la resistencia, desde Londres (1)
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De Gaulle, desde la emisora de radio BBC, en Londres, realizó un llamamiento a la resistencia contra Alemania, fue el día 18 de junio de 1940. El 19 se emitió para Francia. El discurso se pronunció cuatro días antes de la capitulación, cuando la derrota francesa parecía inevitable, a no ser que hubiese una hipotética ayuda británica, que no existió, y que De Gaulle tenía que saber que no existiría. La ayuda estadounidense hacía tiempo que se había desechado
De Gaulle comenzó su alocución:
Gran Guerra. Verdún
Entrega de medallas a soldados franceses

"Los jefes que desde hace años están al mando del ejército francés han formado un gobierno. Ese gobierno, alegando la derrota de nuestro ejército estableció comunicación con el enemigo para cesar los combates"
De Gaulle terminaba: "Pase lo que pase, la llama de la resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará".
Pero se firmó la capitulación y se evitó la muerte de buena parte de la población y el ejército, y la destrucción de patrimonio francés".
Creo que si la llamada de De Gaulle si hubiese realizado tras la rendición, sería la primera "piedra" de una nueva etapa. Sin embargo, la hizo en plena batalla. Hay una gran diferencia.
Churchill magnificó el discurso de De Gaulle, pues lo que en él se proponía suponía un beneficio, pequeño pero beneficio, para Londres: eliminar alemanes; secundario era que fuese a costa de la vida y propiedades de muchos franceses.
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               Un gran cambio en el desarrollo de las guerras en Europa

Charles de Gaulle, un gran y premiado locutor de radio
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De Gaulle  en los Campos Elíseos, tras la
 liberación de París

La Gran Guerra, la Franco-prusiana y, en general, todas las guerras habidas en Europa en los siglos recientes, y hasta el año 1930, se habían caracterizado por ser conflictos creados por intereses privados de las monarquías y porque la rendición de uno de los bandos contendientes se efectuaba en el momento que se consideraba que la guerra estaba decidida, pues no existía en litigio nada fundamental.
Sin embargo, al final de la Gran  Guerra aparecieron las ideologías en los gobiernos de las naciones europeas, y los dirigentes perdedores arengaban a sus seguidores a seguir luchando hasta la destrucción total.
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En el caso de la Guerra Civil española, podemos comprobar cómo en España, en 1939, Juan Negrín, a la sombra de Stalin, daba instrucciones a militares y a miembros del Partido Comunista para no dar por terminada una guerra resuelta y con todos los miembros del gobierno y altos jefes políticos y militares viviendo fuera de España. El Golpe de Casado y las luchas en Madrid (último vital reducto de los derrotados) entre comunistas y casadistas dieron penosa fe de esa situación creada por Stalin, Negrín y el PCE.
Winston Churchill

Perdida la guerra, Hitler la continuó hasta la destrucción total de las zonas alemanas donde se combatía, y muerto Hitler, la continuaron sus generales por más de una semana. Situación similar sucedió con el Japón ya derrotado de Hito´Hito y Tojo, pues fue necesario echarles encima una segunda bomba atómica.
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Lo que Churchill y De Gaulle, de común acuerdo, pretendieron llevar a cabo en la Francia vencida, tiene el mismo signo que los casos sucedidos en Alemania y Japón cuando derrotadas sin remisión continuaron combatiendo. Pétain libró a los franceses de ese necio y cruel destino forjado por los intereses de algunos políticos sin escrúpulos.
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Leer 
Churchill y De Gaulle

De Gaulle y su micrófono

(1) Charles de Gaulle residió en Londres en Carlton Gardens 3 (calle Jardines Carlton 3), un edificio clásico de cuatro plantas lindante a St. James Park, en la zona señorial de Westminster.
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