11 oct 2009

Ortega y Gasset, el hombre-masa y el "hombre ejemplar"

 
 Ortega con Ramón Gómez de la Serna



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             Ortega y Gasset y sus "hombre-masa" y "hombre-ejemplar"

Relacionando y ordenando párrafos distribuidos en tres ensayos de Ortega y Gasset, voy a presentar al "hombre ejemplar". El hombre-masa es un tipo más corriente, sin él no existiría el "hombre ejemplar". Desde luego, lo escrito se debe aplicar también a las mujeres.
Este artículo no está escrito para la derecha política, en absoluto. Sólo pretendo mejorar la sociedad. Diré con Ortega: "ser de izquierdas o de derechas es el camino que el hombre elige para convertirse en un estúpido"; y también lo expresó de otra forma: "ser de derechas o de izquierdas es una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil".
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José Ortega y Gasset

José Ortega y Gasset dividió la sociedad occidental en dos sectores bien definidos: unas minorías de carácter noble, cultas e inteligentes, que define como "individuos o grupos de individuos especialmente cualificados". Ellos son los que rigen la colectividad y se erigen en el motor del progreso, las libertades y la justicia social. Pero, a su vez, este grupo de personas al poseer una especialización y una cierta capacidad de pensamiento  pero insuficiente o nulo en todo aquello que se salga de su especialización. Este conjunto de personas es el que formaliza la masa influyente, la masa a la que se refiere Ortega Ortega, bien sea como conjunto, reflejada en su "La rebelión de las masas"·, o bien como unidad, de ahí la definición del hombre-masa y del hombre-ejemplar. Por debajo de esta masa no existe, ni puede existir, ni merece realizar, un estudio social.
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El segundo grupo es el configurado por las mayorías, constituido en buena parte por auténticos snobs (sin nobleza), hombres "vacíos de destino propio, incapaces de entender que hay misiones particulares y especiales mensajes. Por esta razón son hostiles al liberalismo, pues no tienen un auténtico quehacer (...) La libertad y el pluralismo son dos cosas recíprocas y ambas constituyen la permanente entraña de Europa".
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Ortega considera que "la masa es el hombre medio... que arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Y esta masa, en los inicios del siglo XX no sólo no obedece, sigue o respeta a las minorías sino que las suplanta".
Esa masa tiene dos rasgos característicos que ejerce con profusión: "la libre expresión de sus deseos vitales que los refleja en el desbordado consumo... y la radical ingratitud hacia cuánto ha hecho posible su fácil existencia". El hombre medio es absorbido por los hombres medios convertidos en masa, por las circunstancias. Ortega bien lo definió: "yo soy yo y mis circunstancias", pues una cosa es la conciencia y la moral de uno mismo, y otra es la que tiene el hombre social, ese mismo hombre viviendo en colectividad.
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Ortega explica que a finales del siglo XVIII nació en Europa el capitalismo debido al desarrollo de la técnica y a la creación de grandes empresas. Entonces, prosperaron los profesionales: ingenieros, notarios, arquitectos, abogados del Estado, jefes militares etc. Ortega muestra una clarificadora y más extensa relación de profesionales "hombres masa" a la aquí ofrecida,.
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Ortega y Gasset

Todos estos profesionales, "triunfadores" aparentes, constituyen lo "mejor" de los hombre-masa. Ortega nos dice: "Hoy el hombre de ciencia actual es el prototipo de hombre-masa". Hombres que sólo conocen lo relativo a su profesión. Hombres que han aprendido las ideas o realizaciones de otros y que la sociedad les paga muy bien por ello en el ejercicio de la profesión, y en lugar de agradecer su buena fortuna, se consideran capaces de realizar o conocer instancias superiores o distintas a las concernientes de su empleo, que representan un minúsculo porcentaje del conocimiento humano. Pero lo peor, es que se comportan con necedad mental acompañada de una buena dosis de autoritarismo verbal. Y cuando se jubilan, con frecuencia incrementan estas características.
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Al respecto, Ortega escribe en "El libro de las misiones" (todas las citas anteriores están diseminadas dentro de "La rebelión de las masas"): "Ha sido menester esperar hasta comienzos del siglo XX para que se presenciase un espectáculo increíble: el de la peculiarísima brutalidad y la agresiva estupidez con que se comporta un hombre cuando sabe mucho de una cosa e ignora de raíz todas las demás".
Desde dentro de esta élite de hombres-masa surgió una figura: la del "hombre ejemplar", que corresponde a aquellos sujetos que se caracterizan por su soberbia e intransigencia, condiciones humanas que caminan paralelas.
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Ortega define muy bien al "hombre ejemplar", en "El espectador":
"Yo he conocido y conozco algunos de estos "hombres ejemplares" y siempre me ha divertido sobremanera la astucia con la que eluden todo lo que es creación o faena positiva, y se las arreglan para dar a la esterilidad un valor positivo. Así, en el orden intelectual, el falso ejemplar acentuará mucho la prudente abstracción del juicio, insistiendo sobre lo difícil, lo aventurado que es toda afirmación o negación taxativa. Nos dirá: es posible, quién sabe, hay que esperar. Nunca dirá: en efecto es así o yo creo todo lo contrario.

La propensión de dar importancia a las cosas que no la tienen es un síntoma inequívoco de falsa ejemplaridad, así es en algo ejemplar. Y como es más fácil no hacer que hacer, su heroísmo se compondrá, sobre todo, de renuncias y abstenciones.
El "hombre ejemplar" tiene que compensar la futilidad de sus normas (negativas y referentes a cosas sin importancia) con un enorme rigor en seguirlas. De esta forma, al evitar toda excepción en su cumplimiento adquiere su conducta cierta cómica grandeza".
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Ortega y Gasset


En la Edad Contemporánea, como "hombres ejemplares" añado una nueva y gran figura: la del político sin inteligencia, o insuficiente, y soberbio que está a cargo de gobiernos, ministerios, direcciones generales y, a su retiro político, de consejerías bancarias.

Como aplicación del pensamiento de Ortega, la figura y el juicio sobre José Luis Rodríguez Zapatero quedará ubicado con brevedad, en un apartado de la historia política española acompañando a Fernando VII, Carlos IV, Cánovas del Castillo, Narváez, O'Donnell, Sagasta, Romero Robledo, Antonio Maura y algún otro.
Hasta la fecha  en España, Rodríguez Zapatero es el máximo exponente político de hombre-masa y, sobre todo, de"hombre ejemplar".
¿No les parece de cómica grandeza que nuestro "hombre ejemplar" no se levante de su asiento al paso de la bandera de Estados Unidos en un desfile oficial. Quizás estaría ensimismado en su proyecto de crear una Alianza de Civilizaciones. Él sería el promotor y líder al ser el amigo de los neocomunistas de Hispanoamérica y enemigo declarado del cristianismo, de la cultura cristiana.
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Nuestro "hombre ejemplar" nunca ha recapacitado acerca del pensamiento de Ortega"Europa significó en la primera parte de su historia, Cristiandad".

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                               Epílogo, con el pensamiento de Ortega

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Zapatero sentado al paso de la
bandera de EEUU
Terminaré, porque de esta forma terminará la vida política de Zapatero, supongo, con palabras de Ortega escritas en "La rebelión de las masas": "Cuando una realidad humana ha cumplido su historia, ha naufragado y ha muerto, las olas la escupen en las costas de la retórica, dónde, cadáver, pervive largamente.

 La retórica es el cementerio de las realidades humanas, cuanto más, su hospital de inválidos".
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