Lema del blog: "No busquen la verdad en palabras o escritos de los que ejercen el poder o cobran por su función amarilla"
Origen y evolución de la actual Casa de Alba, Grande de España
La Casa de Alba de los Álvarez de Toledo
En 1472, Enrique IV de Castilla convirtió el condado de Alba de Tormes en ducado, debido a la continua fidelidad y al apoyo que había recibido por el conde de Alba de Tormes, García Álvarez de Toledo y Carrillo, en su lucha contra Alfonso por el trono castellano, derechos que la batalla de Olmedo de agosto de 1467 no dilucidó, pero que sí resolvió la muerte de Alfonso en 1468.
Al morir Enrique IV el 11 de diciembre de 1474, comenzó de nuevo una guerra civil en Castilla entre los partidarios de Juana, hija oficial de Enrique IV y Juana de Portugal, y los de Isabel, medio hermana menor de Enrique IV, que descalificaban a Juana por considerarla hija de Beltrán de la Cueva (valido de Enrique IV y primer duque de Alburquerque desde 1464) al ser conceptuado Enrique como impotente.
La Casa de Alba de los Álvarez de Toledo
Escudo de la Casa de Alba |
Al morir Enrique IV el 11 de diciembre de 1474, comenzó de nuevo una guerra civil en Castilla entre los partidarios de Juana, hija oficial de Enrique IV y Juana de Portugal, y los de Isabel, medio hermana menor de Enrique IV, que descalificaban a Juana por considerarla hija de Beltrán de la Cueva (valido de Enrique IV y primer duque de Alburquerque desde 1464) al ser conceptuado Enrique como impotente.
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Los partidarios de Isabel estuvieron liderados por Fernando rey de Aragón, que se había casado con Isabel en 1469. La guerra se mantuvo hasta 1479. En ella, la nobleza castellana estuvo dividida, pero el duque de Alba se alineó con Fernando, el vencedor. La consecuencia de esta victoria fue la unión de Aragón y Castilla: la creación de España.
Juana marchó a Portugal al estar casada con Alfonso V de Portugal, cuyas tropas se habían implicado en la guerra.
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Los partidarios de Isabel estuvieron liderados por Fernando rey de Aragón, que se había casado con Isabel en 1469. La guerra se mantuvo hasta 1479. En ella, la nobleza castellana estuvo dividida, pero el duque de Alba se alineó con Fernando, el vencedor. La consecuencia de esta victoria fue la unión de Aragón y Castilla: la creación de España.
Juana marchó a Portugal al estar casada con Alfonso V de Portugal, cuyas tropas se habían implicado en la guerra.
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Es presumible que si García Álvarez de Toledo se hubiese alineado con el bando opositor en las ocasiones que tomó partido por uno de ellos, hubiese cambiado el destino de Castilla, y por tanto de España.
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Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, hijo de García de Toledo, a la muerte de su padre el 20 de junio 1488, se convirtió en el segundo Duque de Alba.
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Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, hijo de García de Toledo, a la muerte de su padre el 20 de junio 1488, se convirtió en el segundo Duque de Alba.
El primogénito de Fadrique, García Álvarez de Toledo y Zúñiga, falleció el 29 de agosto de 1510, en la derrota de Los Gelves ante los otomanos. Gelves o Djerba es una isla tunecina al suroeste de Malta, donde el teórico futuro Duque de Alba y cuatro mil españoles murieron ante un ejército otomano inferior en número de soldados.
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Carlos I otorgó en 1520 la categoría de Grande de España al duque de Alba, inaugurando el título español de Grandeza. De esta forma se granjeó el apoyo del castellano más influyente cuando la nobleza castellana se sublevó contra Carlos I al ser recortados drásticamente sus derechos políticos y sociales y elevarse los impuestos para obtener Carlos los fondos necesarios para ser coronado emperador en Aquisgrán, "convenciendo" a los precisos cuatro de los siete Electores, y para sus inversiones en Gante, su ciudad natal. Además, los castellanos se opusieron a los indebidos e insultantes nombramientos de flamencos en los más altos cargos políticos, religiosos y administrativos de Castilla, siendo los dos más significativos los de: Adriaan Floriszoon, "Adriano de Utrecht", en el puesto de Regente de España, función creada debido a las largas ausencias de Carlos, y "Guillermo de Croy" de veinte años y camarada de Carlos I elevado a arzobispo de Toledo-Primado de España a la muerte del cardenal Cisneros en 1517.
Los nobles comuneros de Castilla perdieron la guerra sostenida entre 1520 y 1522, y también la cabeza. Por el contrario, muy bien parado resultó Adriaan, represor de los castellanos y próximo papa con el nombre de Adriano VI.
De nuevo, la Casa de Alba fiel al poder victorioso.
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Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, "El Gran Duque de Alba", se convirtió en el Tercer duque de Alba a la muerte de Fadrique en 1531, debido al prematuro fallecimiento de su hermano mayor en Los Gelves.
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El Gran Duque de Alba en 1549 óleo de Antonio Moro |
Los nobles comuneros de Castilla perdieron la guerra sostenida entre 1520 y 1522, y también la cabeza. Por el contrario, muy bien parado resultó Adriaan, represor de los castellanos y próximo papa con el nombre de Adriano VI.
De nuevo, la Casa de Alba fiel al poder victorioso.
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Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, "El Gran Duque de Alba", se convirtió en el Tercer duque de Alba a la muerte de Fadrique en 1531, debido al prematuro fallecimiento de su hermano mayor en Los Gelves.
Llegada del duque de Alba a Rotterdam, óleo de Eugêne Isabey, Museo d'Orsay, París |
Fernando, dentro de su larga vida, 1507 1582, se convirtió en un personaje esencial para la Casa de los Habsburgo españoles, convirtiéndose en su mejor general, ejerciendo como Mayordomo Mayor del reino tanto con Carlos I como con Felipe II, gobernando el Milanesado durante 1555-1556, siendo virrey de Nápoles en 1556-558, gobernador de los Países Bajos de los Habsburgo entre 1567 y 1575 y primer condestable de Portugal en 1580 a 1582 al haber heredado Felipe II el reino y combatiendo el duque de Alba contra la oposición portuguesa. En todas estas funciones, el Gran Duque de Alba se puso al frente de los ejércitos, contabilizando sus combates como victorias.
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El 5 de junio de 1568, el Duque de Alba, siendo gobernador de Flandes, de acuerdo con Felipe II, decapitó en la Gran Plaza de Bruselas a los condes de Egmont y Horn que habían acudido ante el duque como representantes del pueblo para protestar al haber sido anuladas las libertades religiosas y civiles tradicionales de los flamencos. En septiembre de 1567, el duque de Alba había instaurado el Tribunal de los Tumultos que disponía de la vida y patrimonio de los habitantes de Flandes que no comulgasen con las órdenes políticas, sociales y, sobre todo, religiosas dictadas por Felipe II y el Gran Duque de Alba.
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El 5 de junio de 1568, el Duque de Alba, siendo gobernador de Flandes, de acuerdo con Felipe II, decapitó en la Gran Plaza de Bruselas a los condes de Egmont y Horn que habían acudido ante el duque como representantes del pueblo para protestar al haber sido anuladas las libertades religiosas y civiles tradicionales de los flamencos. En septiembre de 1567, el duque de Alba había instaurado el Tribunal de los Tumultos que disponía de la vida y patrimonio de los habitantes de Flandes que no comulgasen con las órdenes políticas, sociales y, sobre todo, religiosas dictadas por Felipe II y el Gran Duque de Alba.
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El asesinato de los condes Egmont y Horn dio origen a la Guerra de los Ochenta Años, entre 1568 y 1648: una guerra imperialista, de sufrimiento con derrota final de los profesionales Tercios de los Habsburgo españoles y que supuso una enorme sangría económica para el pueblo español que a pesar de padecer altos impuestos y carecer de las necesarias inversiones no lograba frenar las reiteradas quiebras del Estado. Eran insuficientes los impuestos y los metales nobles provenientes de América. Sin embargo, ¡qué grandeza la de los Habsburgo españoles y la del leal Ducado de Alba!
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El primer duque de Berwick fue James Fitz-James y Churchill, aspirante al trono inglés al ser hijo de Jacobo II (James II) Estuardo y de Arabella Churchill, hermana de John Churchill, quien sería el primer duque de Malborough, Mambrú en el cancionero popular.
Sin embargo, al morir Jacobo II en 1689, por ser James un hijo bastardo, se dictaminó que perdiera sus derechos a la corona inglesa, que pasó a la Casa Orange-Nassau. A James Fitz-James se le recompensó con el ducado de Berwick, siendo su primer titular.
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Desde entonces, todos los descendientes de la familia Fitz-James permanecieron fielmente unidos a la Casa Borbón española; situación que, tiempo después, se estrechó al recibir en 1802 el título de duque de Alba: Carlos, hijo de Jacobo Felipe Fitz-James Stuart, quinto duque de Berwick. El motivo de la herencia consistió en estar emparentado en segundo grado los Fitz-James con los Álvarez de Toledo a través de la familia Silva.
Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva se convirtió de esta forma en el XIV duque de Alba y Grande de España, siendo además el VII duque de Liria y Jérica, entre otros títulos nobiliarios.
Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII Duque de Alba y X Duque de Berwick, sumó a otros cargos políticos que había desempeñado y que desempeñaría más tarde, ser embajador español en Londres entre 1939 y 1942, en los extremadamente delicados tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
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Nota de Jose Antonio Bru: para contrarrestar lo sucedido en Flandes, amén de otros excesos de todo tipo cometidos por Felipe II Habsburgo, se creó una leyenda blanca, solo admitida conscientemente en los círculos agradecidos por los "valores" defendidos y (o) llevados a cabo por Felipe II, el rey imprudente.
La leyenda blanca sobre Felipe II, que arrastra al Gran Duque de Alba, está basada en la ocultación de datos y en la defensa de una anacrónica y grave interpretación del cristianismo y de las bondades emanadas por el autoritarismo incontestable e imperialismo realizado por determinadas monarcas y sus fieles servidores.
¡No se creó una leyenda negra. Se inventó una leyenda blanca!
¡Lo que llegan a lavar el cerebro los amarillos con sus ocultaciones, falsedades y lamentables explicaciones de los sucesos del pasado reciente!
..........La maja vestida, óleo de Francisco Goya. Se identifica a la modelo con la duquesa de Alba |
Los Álvarez de Toledo continuaron en estrecha colaboración con los reyes españoles tanto reinando los Habsburgo como más tarde con los Borbón, pues el duque de Alba se posicionó a favor de la victoriosa candidatura de Felipe de Anjou en la Guerra de Sucesión española. Tanto Antonio Álvarez de Toledo, VIII Duque de Alba, como, a partir de 1701, su hijo del mismo nombre, aceptaron el cambio del testamento realizado verbalmente por el moribundo Carlos II Habsburgo, conforme manifestó el cardenal Portocarrero, autoproclamado testigo del deseo real. Felipe de Anjou, Felipe V rey de España, encargó la embajada española en París al IX Duque de Alba.
El linaje Álvarez de Toledo continuó con la posesión del ducado de Alba, hasta que María Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, titular del ducado, quedó sin descendencia en 1802.
La Casa de Alba de los Fitz-James.
El linaje Álvarez de Toledo continuó con la posesión del ducado de Alba, hasta que María Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, titular del ducado, quedó sin descendencia en 1802.
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Felipe V impone el Toisón de Oro al duque de Berwick, óleo de Ingres |
Sin embargo, al morir Jacobo II en 1689, por ser James un hijo bastardo, se dictaminó que perdiera sus derechos a la corona inglesa, que pasó a la Casa Orange-Nassau. A James Fitz-James se le recompensó con el ducado de Berwick, siendo su primer titular.
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James Fitz-James despechado por su descalificación a la corona inglesa, tomó la nacionalidad francesa y tras combatir en los ejércitos de Luis XIV y brillar en su victoria en la batalla de Almansa de la Guerra de Sucesión española, fue nombrado por Felipe V primer duque de Liria y Jérica, otorgándosele el Toisón de Oro.
Winston Churchill y el embajador español en Londres: el Duque de Alba, parientes lejanos |
Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva se convirtió de esta forma en el XIV duque de Alba y Grande de España, siendo además el VII duque de Liria y Jérica, entre otros títulos nobiliarios.
Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII Duque de Alba y X Duque de Berwick, sumó a otros cargos políticos que había desempeñado y que desempeñaría más tarde, ser embajador español en Londres entre 1939 y 1942, en los extremadamente delicados tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
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Nota de Jose Antonio Bru: para contrarrestar lo sucedido en Flandes, amén de otros excesos de todo tipo cometidos por Felipe II Habsburgo, se creó una leyenda blanca, solo admitida conscientemente en los círculos agradecidos por los "valores" defendidos y (o) llevados a cabo por Felipe II, el rey imprudente.
La leyenda blanca sobre Felipe II, que arrastra al Gran Duque de Alba, está basada en la ocultación de datos y en la defensa de una anacrónica y grave interpretación del cristianismo y de las bondades emanadas por el autoritarismo incontestable e imperialismo realizado por determinadas monarcas y sus fieles servidores.
¡No se creó una leyenda negra. Se inventó una leyenda blanca!
¡Lo que llegan a lavar el cerebro los amarillos con sus ocultaciones, falsedades y lamentables explicaciones de los sucesos del pasado reciente!
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